La calcinación es un proceso químico que consiste en calentar una sustancia a altas temperaturas en presencia de aire u oxígeno. Este tratamiento térmico provoca la descomposición o transformación del material, lo que a menudo da lugar a la eliminación de componentes volátiles, agua u otras impurezas. La calcinación se utiliza habitualmente en diversas industrias, como la metalurgia, la cerámica, la producción de cemento y la industria química.
Durante el proceso de calcinación se liberan sustancias volátiles como el agua, el dióxido de carbono o determinados gases, dejando tras de sí una sal, los componentes no volátiles del material.
Algunas sustancias experimentan cambios químicos durante la calcinación, descomponiéndose en compuestos más simples o más estables. Por ejemplo, ciertos carbonatos metálicos se descomponen en óxidos metálicos y dióxido de carbono durante la calcinación. La calcinación puede cambiar las propiedades físicas y químicas del material, dando lugar a la formación de nuevas estructuras o fases cristalinas.
Uno de los ejemplos más conocidos de calcinación es la conversión de piedra caliza (carbonato cálcico) en cal viva (óxido cálcico) mediante el calentamiento a altas temperaturas:
CaCO3 (piedra caliza) → CaO (cal viva) + CO2 (dióxido de carbono) > 900 °C
La calcinación es un paso esencial en muchos procesos industriales y contribuye a la producción de diversos materiales, sustancias químicas y productos a temperaturas de hasta 1.500 °C.
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