Las estufas de laboratorio de Carbolite Gero han sido especialmente desarrolladas para el trabajo en las áreas de investigación, desarrollo y control de calidad, y convencen por su diseño bien concebido. Estas ofrecen una uniformidad de temperatura excelente, confort operacional y cumplen con las normas de seguridad actuales.
Para satisfacer cualquier exigencia de nuestros clientes, todas las estufas pueden equiparse adicionalmente con una serie de opciones tales como protección contra sobretemperatura, guías laterales para la colocación de rejillas o bandejas, temporizadores digitales y controladores/programadores inteligentes de temperatura.
Nuestras estufas para laboratorio son productos de alta calidad que pueden usarse para una gran cantidad de aplicaciones. Las exigencias actuales a las estufas de laboratorio son altas, pues solo con productos de alta calidad pueden llevarse a cabo de forma fiables ensayos de materiales, la investigación intensiva o el secado de componentes sensibles. Nuestras estufas de laboratorio son sinónimo de fiabilidad, calidad y precisión, y se caracterizan por su método de calentamiento cuidadoso y constante.
Estas cuentan con las siguientes prestaciones:
Una estufa de laboratorio es un dispositivo de calentamiento que satisface los precisos requisitos de control y uniformidad de la temperatura en el trabajo de laboratorio. Es un equipo estándar en muchos laboratorios, utilizado para una amplia gama de aplicaciones como el secado, la evaporación o el curado. Dependiendo de los requisitos, las estufas de laboratorio varían en tamaño y volumen, así como en la temperatura máxima que pueden alcanzar;
La temperatura típica de funcionamiento de una estufa de laboratorio depende totalmente de los requisitos de la aplicación. Carbolite Gero suministra estufas con temperaturas máximas de hasta 300°C para aplicaciones como el secado y la extracción de humedad, y estufas para aplicaciones como el recocido y el sinterizado, que pueden requerir temperaturas de hasta 600 o 700°C.
Las estufas de laboratorio de Carbolite Gero tienen un tamaño que va desde los 30 litros hasta los 910 litros. Las estufas con capacidad de hasta 200 litros suelen montarse directamente sobre los bancos de trabajo, mientras que las estufas más grandes suelen colocarse directamente sobre el suelo.
Una estufa de laboratorio es adecuada para el secado de materiales siempre que la cámara de la estufa esté ventilada. Las estufas estándar suelen tener rejillas de ventilación que se pueden abrir. A menudo se puede proporcionar ventilación adicional utilizando un ventilador de extracción de humedad. También hay que tener en cuenta el material a secar. En el caso de materiales ligeros y polvos, la mejor opción puede ser una estufa de convección natural con una rejilla para evitar que haya partículas en suspensión en la cámara.
A la hora de comprar una estufa de laboratorio, hay que tener en cuenta el volumen necesario, la temperatura máxima y la uniformidad de temperatura requerida. Es importante tener en cuenta la aplicación. Si el propósito principal es el secado de muestras, puede ser beneficioso considerar modificaciones específicamente diseñadas para la extracción de humedad. Del mismo modo, si las muestras contienen pequeñas cantidades de disolventes, se requerirán paneles de alivio de explosión y otras opciones diseñadas para aliviar la presión y reducir el riesgo de explosiones.
Una estufa de laboratorio suele tener una calidad de construcción superior a la de un horno doméstico. Los hornos de laboratorio suelen tener revestimientos de acero inoxidable diseñados para soportar los procesos más duros, y el uso continuo, habituales en los laboratorios comerciales.
Es posible colocar muestras con disolventes dentro de una estufa de laboratorio, siempre que la estufa esté diseñada para soportar los vapores explosivos producidos por tales procesos. Las estufas destinadas a procesos de cocción y curado deben cumplir la norma de seguridad EN1539. Dichas estufas deben incluir características de seguridad, como paneles de alivio de explosiones, y niveles de flujo de aire adecuados para el nivel de disolvente calculado de los materiales de la muestra.