La serie de hornos de recocido Carbolite Gero abarca desde modelos estándar hasta equipos a medida. A continuación, encontrará los productos adecuados, ordenados por atmósfera, así como una introducción general.
Por favor, seleccione atmósfera de aire, atmósfera de gas inerte o vacío para encontrar el horno de recocido más adecuado:
El recocido es un proceso de tratamiento térmico que modifica las propiedades físicas de un metal para aumentar su ductilidad y facilitar su mecanizado. El proceso suele llevarse a cabo en un horno de recocido.
Los metales se calientan por encima de su temperatura de recristalización y se mantienen a una temperatura constante durante cierto tiempo antes de enfriarse. Este proceso modifica la microestructura interna del metal, ya que al producirse la difusión de los átomos a través del material sólido se reducen las dislocaciones (defectos lineales en la estructura cristalina del metal), aumentando el tamaño de los granos dentro de la estructura y reduciendo las tensiones, lo que da como resultado un material más maleable.
El proceso se desarrolla en tres etapas: etapa de recuperación, recristalización y crecimiento del grano.
En la etapa de recuperación se calienta el metal para ablandarlo y eliminar dislocaciones y tensiones internas. El proceso de calentamiento proporciona la energía necesaria para romper enlaces y aumentar la velocidad de difusión de los átomos a través de la estructura cristalina del material.
Durante la etapa de recristalización se forman nuevos granos "libres de deformación" que sustituyen a los granos deformados por dislocaciones y tensiones internas. A medida que el proceso avanza hacia la etapa de "crecimiento del grano" éstos siguen aumentando de tamaño.
Si el proceso de recocido continúa más allá de la etapa de recristalización, se produce la etapa de crecimiento del grano. Una pieza de metal con granos grandes tiene mayor ductilidad y maquinabilidad, pero un límite elástico menor que una pieza del mismo material con granos más pequeños. El tamaño del grano resultante depende tanto de la temperatura como del tiempo de procesamiento. Una vez finalizado el proceso de recocido del metal, es posible aumentar su resistencia mecánica sometiéndolo a otros procesos como el temple y el revenido.
Cuando se aplican tensión a un metal, puede producirse una deformación plástica que genera defectos en la estructura cristalina, conocidos como "dislocaciones". A mayor número de dislocaciones en la estructura del material y mayor movimiento de unas contra otras, mayor es la dureza del material. Por lo tanto, el objetivo del recocido es prevenir el endurecimiento al reducir el número de dislocaciones.
El recocido se utiliza en diversas industrias metalúrgicas, como la producción de acero, el procesamiento de chapa y la fabricación de joyas. En líneas generales, el proceso es el mismo, solo que varía en escala dependiendo de cada sector industrial.
En las empresas de fabricación, se utilizan grandes instalaciones para el tratamiento térmico de lotes de material, mientras que los joyeros suelen utilizar hornos de recocido más pequeños o incluso quemadores de gas para el diseño de joyas a medida.
Si bien el uso de sopletes de soldadura puede ser cómodo para algunos, un horno de recocido con control digital siempre ofrecerá mayor precisión, uniformidad de temperatura y resultados reproducibles.
Cada metal tiene una temperatura de recocido diferente. En la tabla siguiente se muestran ejemplos de metales utilizados habitualmente en la industria manufacturera y la fabricación de joyas, junto con sus intervalos de recocido y fusión.
Metal | Temperatura de recocido* | Temperatura de fusión* |
Aluminio | 300 – 410°C | 660°C |
Latón | 500 – 550°C | >930°C |
Cobre | 371 – 649°C | 1084°C |
Oro (24k) | 200°C | 1064°C |
Platino | 700°C | 1768°C |
Acero inoxidable | >1000°C | 1400 – 1510°C |
Plata esterlina | 649°C | 894°C |
*Por favor, tenga en cuenta que los valores indicados son valores orientativos. Los valores exactos dependen por completo de la composición individual de la aleación.
Para prevenir la oxidación durante el procesamiento, a menudo es necesario someter los metales a un recocido bajo atmósfera modificada. Dependiendo del tipo de material, esta puede ser de gas inerte, gas reductor o vacío.
La mayoría de los aceros son recocidos bajo una atmósfera consistente en una mezcla de nitrógeno e hidrógeno, la cual favorece la descarburización (reducción del contenido de carbono del metal); sin embargo, esto no es deseable para algunas aleaciones de acero en las que el contenido de carbono es crucial, p. ej. el acero al carbono. En tales casos, puede ser más adecuada una atmósfera protectora de gas inerte producida por el horno de recocido.
Los hornos de cinta de malla continua pueden utilizarse para procesos de recocido tanto en atmósfera de hidrógeno como de gas inerte.
Ofrecemos sistemas personalizados con una temperatura máxima de funcionamiento de 1.100 °C, que pueden diseñarse para funcionamiento en una o varias zonas.
Bien se trate de un producto estándar con atmósfera modificada o de un sistema completamente personalizado, Carbolite Gero tiene una experiencia de muchos años y ha producido miles de hornos y realizado proyectos en todo el mundo.
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El tratamiento térmico en un horno de recocido hace que los metales duros y quebradizos se vuelvan más blandos y dúctiles, por lo que son más fáciles de trabajar y moldear. Esto es especialmente ventajoso para los fabricantes, ya que hay menos riesgo de rotura al doblar o prensar el material.
Los procesos de tratamiento térmico pueden variar en función del metal y del resultado deseado. Sin embargo, el recocido suele ser uno de los primeros pasos, ya que prepara el metal para su procesamiento aumentando su ductilidad. Una vez que se le ha dado la forma deseada, puede "endurecerse" y "templarse" para aumentar su resistencia y flexibilidad. El metal conformado en frío puede recocerse varias veces para aliviar tensiones y reducir el riesgo de fallo del material.
Los fabricantes de acero, los fabricantes del sector metalúrgico y los joyeros utilizan el tratamiento térmico por recocido para que los metales que utilizan sean más fáciles de manipular, debido a la reducción de las dislocaciones y las tensiones internas. El proceso suele reducir el límite elástico del metal, por lo que el material suele someterse a un proceso de temple y/o revenido con el fin de recuperar cualquier pérdida de resistencia.
La temperatura exacta de recocido depende del metal. En función de la temperatura a la que se recuece el material, éste adquiere propiedades diferentes. Por tanto, la temperatura de recocido correcta viene determinada por las propiedades deseadas. Tanto los metales férricos como los no férricos pueden recocerse a distintas temperaturas, siempre que éstas sean inferiores a sus respectivos puntos de fusión, y deberían dejarse enfriar lentamente al aire.