Muchas aplicaciones requieren un tratamiento térmico al vacío, por ejemplo, la soldadura al vacío y la soldadura fuerte, el recocido al vacío, la sinterización, etc. En general, un horno de vacío de laboratorio es adecuado para el tratamiento térmico en una atmósfera definida, mayoritariamente no oxidante. Además, los hornos de vacío son adecuados para atmósferas con una concentración definida de oxígeno diferente de la composición del aire (por ejemplo, 100% de O2 puro). En el caso de los hornos de vacío de laboratorio, la gama de gases disponibles es aún mayor, lo que los hace adecuados para aplicaciones de investigación y desarrollo.
Los modelos más sencillos sólo requieren una fuente de alimentación para el horno y la bomba de vacío. Para temperaturas más elevadas y aplicaciones más exigentes, es necesario disponer en el laboratorio de varios gases, agua de refrigeración, aire comprimido y una campana extractora.
La diferencia más importante es el tamaño. Los hornos de vacío de laboratorio son compactos y están diseñados para su uso incluso en laboratorios pequeños. Los hornos de vacío a escala industrial deben instalarse en planta y se utilizan principalmente para una aplicación concreta, con uno o dos programas diferentes que se ejecutan para una producción por lotes. Sin embargo, los hornos a escala industrial son flexibles, en caso de que el usuario quiera cambiar u optimizar el proceso.
